No soy un príncipe azul.
Ya te lo dije anoche, pero parece que no me escuchó señorita... o sencillamente no me entendió
¿Quieres que te diga que hay de bueno en mi? ¿Quieres que te conquiste con mis dotes?
Lamento decepcionarte, pues debo reconocer que cada vez que me miro en el espejo, no veo ni a un príncipe azul, ni un héroe de leyenda, ni un poeta del alma, solo me veo a mi mismo, con mis zapatos desgastados, mi ropa que más merece llamarse harapos que ropa, mi manos partidas y toscas, mi barba de varios días, mi cabello desordenado, un ojo más pequeño que el otro y esa sonrisa que simplemente expresa tranquilidad.
Me veo tal cual soy, un simple aventurero, o como prefiero llamarme un eterno anacronista, aquel que se aferra a la creencia de que puede forjar su propio destino, que puede enfrentarse a los designios del tiempo, que cree que puede escribir su propia historia en la roca desnuda del tiempo.
¿Que hay de bueno en eso? ¿Que eso no te convence?
Lo siento princesa, pero no soy un trofeo que se remate, ni tampoco creo que tu seas el premio de una justa o un torneo, lamento defraudarte, pero esos tiempos y costumbres ya son cosas del pasado, si digo que soy anacronista, lo digo en sentido de que no respeto el destino que impone el tiempo, pero no que me amarre a viejas tradiciones de antaño, como esas que pretendes que siga.
Te lo digo nuevamente, solo soy un sencillo aventurero.
¿Que puedo ofrecerte?
En realidad, no creo que pueda ofrecerte nada de gran valor, no tengo tesoros ni riquezas de las cuales pretendes que tenga, solamente me tengo a mi mismo, sé que tal vez no pueda lograr grandes cosas, pero me conformo con que sepas de que si necesitas mi ayuda, siempre estaré ahí.
Estaré para ayudarte cuando las cosas se pongan difíciles, estaré para escucharte cuando nadie mas quiera hacerlo, estaré siempre con la palabra de aliento, la sonrisa aliciente, sencillamente voy a estar ahí cuando más me necesites.
¿Porque llevo esta vida?
Por que es la vida que yo elegí, sin amarrarme a tradiciones de antaño, donde me vean como un trofeo o una aspiración de vida, donde cada paso que doy, lo doy con la certeza de que yo lo decidí.
Perdóname si no soy gran cosa, o si no soy el príncipe que buscas, tal vez no sea un gran consuelo, pero sé que algún día llegará ese príncipe azul que tanto añoras, montado en un blanco corcel y te conquistará.
Yo, tengo que seguir mi viaje sin fin, me quedan muchas desafíos, canciones que vivir, aventuras que contar, un destino que escribir, y mucha gente que ayudar.
07 noviembre, 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario