14 marzo, 2010

"La hora de la venganza absoluta había llegado"

Simplemente Danizus al ver como la tumba de la luz consumía a Farkan, se dió media vuelta y continuó su marcha rumbo hacia el salón de la Luz, donde estaba planificada la ejecución de Avalin Toluza. Ya no importaba la presencia de los hermanos Pascali y Solari, tampoco la traición de Adam Ocelot, ni menos aún que el rebelde Marco Patagonian se encontrara en libertad. Pues el solo hecho de que Farkan fuera ejecutado de inmediato, de una manera jamás vista por todo el pueblo de Lampuk y la nación de Mapu era suficiente para apagar de una vez por todas todas las ansias de revolución y libertinaje.

¿Qué importaba que once de los doce enclaves estuvieran destruidos? En realidad siempre fué un mero detalle, pues mientras siguiese de pie el enclave central, en el corazón de Lampuk bajo el salón de la Luz, a través de los restos de los enclaves destruidos aún fluiría energía y además podrían ser regenerados desde sus restos. Inclusive gracias a la despreciable rebelión de los Anacronistas ahora uno de los mayores poderes estaban bajo su poder, el cual ahora sepultaba en medio de un eterno sufrimiento al caudillo Anacronista.

¿Qué importaba haber perdido a más de la mitad del ejercito Cronista? Solo había sido un precio menor, pues aquellos que habían caído fué por que simplemente eran débiles, o con su vida contribuyeron a debilitar a la falange Anacronista. Simplemente eran peones en un juego maestro, y no importa si murieron luchando contra un anciano, si masacraron a todo un pueblo o si fueron aniquilados por la bestia que escondía el famosisimo "eterno Anacronista", solamente importaba que ahora el juego está practicamente ganado, que las piezas importantes seguían de pie, y que el trono estaba asegurado. 

Y finalmente ¿Qué amenaza significaba que los otros caudillos Anacronistas siguieran con vida? Ninguna amenaza, pues Sigfrid, Folkenio y Juanizus estaban con vida, lo cual es garantía segura del total aniquilamiento de esta maldita falange, la cual ya estaba devastada sin sus fundadores ni su lider, a lo cual se sumaba el muy cercano golpe de gracia... la ejecución de la princesa Anacronista.

Simplemente era el jaque mate más grandioso, donde el destino había hecho la más cruel de sus  tragedias al hacer creer a un montón de ingenuos que eran libres, cuando en realidad todo este tiempo habían estado mas encadenados que nunca. Ahora era hora de seguir con esta cadena de aberraciones y castigos, y el siguiente eslabón era la ejecución de la traidora, aquella que había rechazado a toda su familia, a su pueblo, y sobre todo a su corazón, exponiendolo e hiriendolo.

La hora final estaba cerca, la hora de la gran venganza absoluta había llegado. Danizus miró con una sonrisa llena de odio a Avalin, quien solo se estremeció una vez más, luego miró hacia la gran torre de Lampuk, para finalmente subir la mirada hacia el cielo... Que comenzaba a oscurecerse. Rapidamente regresó la mirada hacia la tumba de la Luz, preso de un gran miedo, sintiendo como una pesadilla comenzaba en su corazón, una pesadilla de dimensiones inimaginables, una pesadilla en la cual la tumba de la Luz caía a tierra sin provocar el menor ruido, una pesadilla en la cual todo el mundo estaba enmudecido pero chillando de terror en su interior.

Pero la verdadera pesadilla comenzó cuando en medio de las ruinas un gran grito de odio, desesperacion, y dolor, rompió no solo los restos de la tumba y el silencio, sino que tambien caló en lo más profundo del corazón de Danizus, diciendole que la hora de la venganza absoluta había llegado, y que esta sería la más cruel de sus tragedias.

La verdadera pesadilla estaba desatada


Las crónicas de las guerras anacronicas, primera parte




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