Hace un mes...
Venía llegando de campamento sin saber que estabas en medio de las montañas, haciendo lo que más querías (realmente lo suponía, es solo que realmente no tenía la certeza, pues me habías comentado que se venía el cerro más dificil de tu vida), el agotamiento era insoportable, simplemente llegué a casa, me acosté sin siquiera ver los mails, sin preocuparme por el telefono, solo quería dormir, para retomar la rutina de los estudios.
Llega el Lunes, en la universidad, en vez de entrar a clases, acompaño a tus mejores amigos, a averiguar que ha pasado, yo recien me he enterado que estás perdido, que tu cordada no sabe nada de ti desde el sabado. Al parecer no sacamos nada con quedarnos en santiago, en eso tus amigos deciden subir hacia San Gabriel, a buscarte, a saber más de ti, y yo de algún rincón de mi corazón saco valor para preguntarles, si puedo acompañarlos... a partir de ese momento todo carece de peso e importancia, adiós a todo, solo quiero ir a verte, a ayudarte a saber que estás bien.
Mientras vamos viajando hacia San Gabriel, poco a poco me entero de ciertas cosas, de los rumores que circulan en torno a tu cordada, a las circunstancias, sin embargo mis esperanzas son inquebrantables, sé muy bien que eres un suertudo, y mi corazón cree que estás vivo... vamos a la vida realmente, pues no sabemos si nos dejarán subir hasta Baños Morales, la suerte está de nuestro lado, pues no nos ponen problemas, y continuamos viajando. No esperaba volver a El Morado en estas circunstancias, simplemente creia que volvería en diciembre, junto a mis amigos, y tal vez contigo, para ver el glaciar, mirar esas montañas tan enormes que parecen imposibles de ascender, pero en una de las cuales, haz hecho tu ascención más grande.
Llegamos a la Conaf, unas caras conocidas, otras no, el viento sopla muy fuerte, yo solo me concentro en creer que estás bien, que esta misma tarde, vamos a escuchar que te han encontrado, que estás a salvo, que la suerte nuevamente te ha sonreido. Tras un mágico almuerzo caído del cielo, decidimos subir un poco, algo hay que hacer, no nos podemos quedar ahí mirando hacia la cordillera, escuchando los ruidos de la radio. Junto a tus amigos, emprendemos una subida, bastante alegre por decir, incluso me pongo a correr, me alegro de que el lugar esté más hermoso que la ultima vez que vine, pues la nieve abunda por montones, a pesar de que ya ha empezado noviembre, en un momento pienso "es una hermosa postal, para un momento tan triste, ojala que no empeore", avanzo hasta que los neveros se comen mis zapatillas, hasta una roca, donde estan dos amigas tuyas, y junto a mi mejor amigo de La Serena nos ponemos a hablar de ti, como siempre de tu enorme alegría, y de la gran suerte que tienes... en algun momento me pongo a mirar hacia la cumbre del San Francisco y te pido que me esperes, que pronto te voy a ayudar... Ya es hora de bajar, el sol ya empieza a fundir la nieve, no quieren mas accidentes, pero resignado empiezo a bajar, sin embargo el viento me empuja, y persigo al Serenense solo para patiarle el trasero, como siempre demostrando mi inmadurez a través de la violencia...
Volvemos a Conaf, el campamento base, donde los sentimientos se encuentran y se entremezclarán todos estos días... no recuerdo mucho, solo que había más gente, y que la prensa estaba cumpliendo su trabajo, pero a la vez hostigaba a tus amigos, simplemente bajamos en auto, con el objetivo de pasar la noche en el Lodge Andino, de reponer fuerzas, para mañana a primera hora volver con todo el corazón a buscarte. Sin preocuparme de nada, simplemente decido unirme al grupo, por que no quiero quedarme de brazos cruzados, solo quiero ayudarte.
Ya es de noche, y tras un agitado descenso, retorno a casa, contar a mis padres que ha pasado, ver la cara de tristeza de mi Madre, que teme que no sepa a lo que voy, que no sea capaz de afrontar lo peor, pero realmente mi fé en que estás vivo, me mantiene de pie. Vuelvo a Santiago, nos unimos en una gran cordada, rumbo hacia el Ingenio, hacia el Lodge Andino, para prepararnos para mañana, un día donde creemos que todo será posible, preparamos el equipo, dividimos el trabajo, siento que aún sigues esperandonos allá arriba, en medio de la nieve, con esa cálida sonrisa, con la cara toda quemada por esa maña de no usar bloqueador solar. No soy capaz de conciliar el sueño, solo sueño con las avalanchas, con enormes bloques de hielo, pero no te veo. Comienza el alba, ya estamos de pie, rumbo al Morado, donde vemos un helicoptero, nuestras esperanzas crecen aun más, incluso vemos al regimiento de alta montaña, mucha gente te quiere ayudar, la suerte está de nuestro lado.
Subiendo por el valle, rumbo hacia la laguna, rumbo al campamento base, te imagino en cada recodo, sobre cada roca, siento el viento como me despeina, como nos acoge, no reina la tristeza en la cordada de tus amigos, al contrario vamos muy tranquilos y felices, admirados por la nieve, por el hermoso paisaje, por la preciosa postal que nos has regalado, mi fe de que sigues vivo aun late.
Campamento base, mas arriba de la laguna, donde hace un poco menos de un año acampe con mis mejores amigos de la universidad, junto a los militares, a los policías del GOPE de los cuales nos burlamos por no conocer el lugar (más tarde el destino me va a cobrar las bromas), entre posibles lugares de busquedas, probabilidades y posibilidades, me enteró de una gran verdad. Que a solo 80 metros de la cumbre que se levanta como un gigante de nieve y roca has sido arrastrado por una avalancha, de nada me sirve en esos momentos el saber que fuiste capaz de sortear dos con anterioridad, más aun sabiendo que tu mochila esta allá arriba, entre dos rocas en el filo cumbrero, mi fe y esperanzas se caen al suelo, no sé que mas hacer, me siento inutil, incapaz de ayudarte, por primera vez lloro con todo mi corazón, pues la pena y la desolación me abaten con fuerza... simplemente bajo de vuelta, pero poco a poco el viento con su frescura de nieve, me devuelve los animos, me alegra nuevamente la belleza, y como tus amigos, mis nuevos amigos se tiran bolas de nieve, en algún momento me separo del grupo, y bajo solo, con la esperanza de encontrar a la persona que mas quiero, de abrazarla de pedirle perdón por ser tan inutil, por no poder rescatarte... finalmente me caigo al suelo, me quedo tirado mirando la tierra, pero nuevamente el viento me despeina, algo extraño pasa, pero simplemente continúo bajando, donde no te encuentro, ni menos a quien mas quiero, pero encuentro a tu familia, a quien saludo intentando esconder mi tristeza y tambien mi cansancio, que ya empieza a causar estragos.
Un vidente, dice que estas en un cajón cercano a la cumbre, que estás a salvo, pero en delicado estado, partimos de inmediato a ese lugar, a verlo, el cansancio nuevamente desaparece, estoy dispuesto a sortear el acarreo mas monstruoso que he visto en mi vida, a meterme a un valle que no conozco para nada, pero con tal de agotar todas las probabilidades, finalmente la idea queda vagando, pues carece de realidad que te hayas metido a un cajon tan lejano y desconocido, cuando podrías haber bajado por Cortaderas, por la cara Norte del San Francisco... la idea se prende como una llama en mi cabeza, no se me quita con nada, y la comento, pero realmente de a poco me doy cuenta que tambien carece de sentido, por que tu mochila sigue allá arriba.
Finalmente, el cansancio me gana, las esperanzas son bajas para ser sincero, pero dentro de mi, sigue la idea de que sigues vivo en algun rinconcito y que nos estás esperando... decido volver a casa, a reponer energías, a ver como subir por Cortaderas, quien sabe si te encontramos por el otro lado... logro dormir un poco mejor... el miercoles, finalmente me tomo un descanso egoista, me quedo en mi casa echado revisando el computador, esperando noticias, ni siquiera acudo a la Universidad, para mi el año ya se cerró... finalmente a las 18:30 me llama mi Amigo Serenense, y me dice "juanito, encontraron a Marco", yo pregunto como te encuentras con la esperanza de que te has salvado, pero la realidad cae con todo su peso, y finalmente solo atino a gritar, y a llorar un poco... no soy capaz de llorar aun, de desahogarme con todo. Poco a poco nos enteramos todos, hablamos de que va a pasa ahora, de como te vamos a despedir...
El resto... es solo saber que te fuiste, que no te pude decir la verdad, de que realmente estando allá arriba, solo queria encontrarte a salvo, para decirte cuanto te apreciaba, que te quería demasiado, que te agradecía el ejemplo que me has dado como montañista, que quería que fueramos cordada, para aprender de ti, para que fueramos verdaderos amigos... se lo dije en tu despedida a tu Padre, te lo dije tambien a ti finalmente, pero no escuché respuesta, sé que la voy a escuchar posiblemente cuando te acompañe tambien a escalar en las nubes.
Simplemente, a un Mes de que nos dejaste fisicamente, te pido perdon por mi falta de sinceridad, por no haberte dicho cuanto te admiraba, por no haberte pedido que fueramos cordada, por haber perdido las esperanzas a los pies del San Francisco... pero tambien, te agradezco por todo lo que me ayudaste, y por lo que me has ayudado, por estar siempre ahi, pues mientras el viento sople, sobre todo en la cordillera, donde más amabas estar, donde tu sonrisa era mas grande que cualquier montaña, donde tu alegria era mas imponente que cualquier glaciar, donde tu optimismo superaba cualquier cumbre... sé que estás ahi, junto a nosotros... Gracias Marco por todo, y cuidanos desde las infinitas alturas del señor.
Cada vez que alcance una cumbre, prometo dedicartela, de dedicarte un momento a ti, de que sepas de que estoy acá, de que te echo demasiado de menos, pero que quiero seguir tus pasos, quiero que realmente el amor a la montaña, sea un acto, y no solo palabras.
Te quiero amigo.
3 comentarios:
Vaya, Mapache... Es algo bastante triste y conmovedor.
No tengo palabras para lo sucedido, menos para tratar de darte aliento ni expresar mi pesar ante lo que has escrito.
Quizás, lo unico que puedo hacer realmente, es que puedo decir que, por mucho que lo llegues a negar, fuiste alguien muy valiente y muy fuerte en el momento más requerido. Aún cuando tu esperanza haya caido en su momento, mantuviste tu firmeza.
Por mucho que él haya caído a los brazos de la montaña, sus lazos fueron tan fuertes que lo buscaste con todas las fuerzas, sintiendo como él te acompañaba... te acompañaba de tal manera que él te hacia creer que estaba vivo, esperandote...
Juan, en primer lugar, mi más sentido pésame... tal como dijo Ore, no hay palabras para describir algo así, o al menos esbozar un consejo...
lo que me llega del texto es la estrecha cercanía tuya y de Marco, se nota que lo admirabas...
respecto a la sensación de que "aún estaba allá arriba", podría ser que trataba de despedirse de ti, no estoy muy seguro....
saludos, matey...
gracias cabros por sus comentarios, son un fuerte aliciente, ahora que se cumple un mes de la partida, de alguien tan querido...
a pesar de que trato por darlo por superado, realmente es dificil, pero siento que escribiendo, haciendo algo que tanto me gusta, puedo externalizar y descargar con mas tranquilidad, todo lo que llevo dentro...
hay momentos en los cuales aun me cuesta aceptar lo que ha pasado, pero en otros, simplemente miro el cielo, y se que mi amigo esta alla arriba, y que nos esta mirando, viendo como desarrollamos nuestra existencia... simplemente quiero estar bien para no preocuparlo...
y tambien, se que aun esta vivo.. pues creo que nos acompaña a todos...
y que nos enseño muchas cosas, como que en la montaña se logra una felicidad enorme, y con eso debemos aprender a ser felices, y a contagiar a los demas... las cumbres son otro cuento
gracias contertulianos, de verdad, es muy gratificante saber que alguien lee lo que escribo con todo el corazon...
buena caza
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